El ojo produce y drena continuamente un líquido llamado humor acuoso. Este líquido es el responsable de mantener una presión intraocular adecuada. El glaucoma se relaciona con la presión intraocular, pero en realidad es una enfermedad del nervio óptico. Cuando la presión intraocular es más alta de lo normal puede lesionar el nervio óptico.
Muchos pacientes con esta enfermedad no saben que la padecen hasta que han perdido mucho campo visual. Esto se debe a que el glaucoma puede dañar el ojo sin producir síntomas. Dependiendo del grado de destrucción del nervio óptico, la pérdida del campo visual es mayor o menor, pudiendo llegar a la pérdida total de visión. Hay varios tipos de Glaucoma:
- Crónico de ángulo abierto
- De ángulo estrecho
- Agudo
- Congénito
- Neovascular
- De tensión normal
Actualmente, el glaucoma es la segunda causa de ceguera en el mundo y afecta a alrededor de un millón de personas en España. Fundamentalmente a personas mayores de 40 años y con antecedentes familiares.
La forma más común de glaucoma es el crónico de ángulo abierto y no produce ningún síntoma, a no ser que suba mucho la tensión y produzca dolor. Solo en el caso de un ataque agudo de glaucoma, podemos notar que el ojo se enrojece y produce dolor intenso que puede ir acompañado de náuseas, vómitos y visión borrosa.